lunes, 20 de mayo de 2024

....


 Dejemos que arda el miedo porque las peores cosas de la vida llegan sin avisar y no son aptas para cobardes.. En este cuenco renacen las ganas de escribir porque es urgente beberse la vida a sorbos, a crear con las palabras sonrisas....las tuyas, las de ellos, las mias. ..porque a veces la vida, dispara a bocajarro y jodidamente acierta.

He encontrado en este blog medio abandonado un refugio, un lugar donde acudir cuando me quedo sin sangre, sin fuerza, sin ganas, sin poder mirar a los ojos de los mios y cobijarnos entre nuestras miradas. A veces no hay ese reducto que nos aúpe y es entonces cuando corro y me sincero  entre desconocidos.
Sin haber estado antes en este camino mi familia y yo estamos aprendiendo a aceptar esta situación.
Incluso sabiendo que no me conocéis los que leáis esto por casualidad, me cuesta y me estruja el alma decir, escribir, que mi hija con 30 años está luchando contra una enfermedad cruel. Cuando te dicen esta barbaridad deja de tener sentido la vida y comienza a dolerte las entrañas de una manera desesperad que no se calma con nada. No hay abrazos, caricias, sonrisas que amainen este dolor. Te preguntas y pregunta y preguntas....y no hay respuestas. No las hay.
Todo da vueltas ahora mismo y se que el final será de victoria.
Me he asomado hasta aquí para escupir el momento. Ahora más que nunca necesito un pintalabios rojo, un cuento y un rincón donde asomarme de vez en cuando aunque mi discurso sea torpe y atropellado. 
Quiero volver con mi hija a los paseos, las risas, la emoción de ir descubriendo la vida a través de sus treinta años. Volver a las conversaciones que empiezan en cualquier sitio y acaban hablando de belleza. Siempre belleza. La que tu emites, emanas y desprendes. Volveremos a ser nosotros, mi cielo.